jueves, 26 de enero de 2012

031.01* XXVI PREMIO BMW DE PINTURA. CASA DE VACAS. Parque del Retiro. Madrid



La enorme importancia, que los Premios BMW de pintura vienen teniendo, desde su primera convocatoria, en la historia reciente de las bellas artes españolas, queda confirmada por la actual edición, en la que los premios cumplen el vigésimo sexto aniversario.

De las más de novecientas obras, presentadas por otros tantos participantes en la convocatoria, el Jurado ha elegido a treinta y siete; de ellas, cinco son claramente abstractas, de las cuales una ha sido galardonada con el Premio BMW y otras tres con sendas Medallas de Honor, de las diez concedidas. Este fallo, hemos de confesarlo, nos ha causado una gran sorpresa, máxime cuando entre las obras seleccionadas las hay de una gran creatividad y altura artística y técnica, más merecedoras, desde nuestro punto de vista, del máximo galardón; eso sí, todas ellas eran claramente figurativas.

Asumiendo que la postmodernidad se caracteriza por un reencuentro con las formas  previas a las vanguardias, así como una reinterpretación de las expresiones de las mismas, con la creación de estructuras estilísticas, que son hibridaciones y mezclas sincréticas de diversas configuraciones formales, -en las que tienen predominio las figurativas-, no deja de extrañar, que tanto el primer premio, como tres medallas de honor de las concedidas, sean versiones “puras” de la pintura abstracta y, por ello, confundibles e intercambiables con los millares de cuadros, que ,bajo este título estilístico, se ha realizado en sus distintas variantes, pues hay que reconocer que, en pintura abstracta, queda muy poco por decir y descubrir, si es que ya no se ha dicho todo.

Esta muy respetable decisión del Jurado nos parece estar colonizada por la pulsión de ir a contracorriente, pero no en un sentido de progresión, sino en el sentido inverso de aferrase a viejos esquemas teoréticos, que parecían haber sido superados.

Y es que el cuadro que ha alcanzado el Premio BMW, titulado “Infinito II”, (190 x 190), de Cristina Gamón Lázaro, (Valencia, 1987), es una pintura  prototípica del expresionismo abstracto en el más puro sentido de la palabra, en la que la técnica del dripping, (introducida por  la “Action painting” en los años cuarenta de la pasada centuria), juega un papel predominante , basando su paleta en una gama de colores inspirada en los tintes crepusculares, dando como resultado una agradable y estética composición de manchas. Lo más novedoso es haber vertido la pintura acrílica sobre metacrilato, lo que confiere al cuadro una textura, tonalidades y brillos particularmente atractivos. El cuadro es, en nuestro sentir, interesante, fundamentalmente por su técnica, pero ponemos en duda que sea el mejor, desde una valoración estrictamente artística.

De forma similar, cabe decir sobre las medallas de honor “Elogio a la maleza”, (195 x 195), de Raquel Bartolomé Robledo,  (Segovia, 1984), y “Red scratch”, (180 x 180), de Pedro Peña Gil, (Jaén, 1978): que ambas son reinterpretaciones de la pintura que Jackson Pollock llevó al culmen, condenando a sus epígonos a  ser sencillos transcriptores, más o menos afortunados, de sus hallazgos formales, obligándolos a tener que esmerarse en buscar combinaciones de diversas técnicas y materiales, como factores personales diferenciadores de sus obras.

Igualmente, el cuadro y medalla de honor “Templo”, (185  x 185), de Ferrán Gisbert Carbonell, (Valencia,1982), no va más allá de ser una más de las muchas variantes de lo que los pintores abstractos investigadores y practicantes del op-art, dejaron sellado y sentenciado para la posteridad, hace ya algunas décadas.

Ante estas situaciones nos viene a las mientes el juicio, que sobre determinados aspectos del arte contemporáneo hizo Jean Baudrillard en su ensayo “Le complot de l’art”. Juicio que quizá no sea ajustado aplicar a estos artistas, aunque, también es cierto, que resulta muy difícil poder evaluar, por estas sus obras premiadas, el talento artístico, la capacidad creadora y la preparación y habilitación de sus autores, para desarrollar sus respectivas carreras dentro de las bellas artes. No obstante son piezas que merecen ser analizadas.

Esto no ha sido óbice,  - y hay que decirlo-, para que la destacada medalla de honor y Beca Mario Antolín, (premio concedido para estimular a la investigación pictórica), haya sido otorgada a un cuadro de tema figurativo, cuyo autor, Diego Vallejo Pierna, (Salamanca, 1986), ha logrado pintar la noche, obscura y sin luna. Interesante cuadro, (Forst “From a tree-house”, 195 x 180), que se ha de mirar con atención y agudeza hasta colarse en los espacios de su penumbra; la pintura consigue atrapar en su misterio. No obstante conviene señalar que Ad Reinhart, en sus “ultímate paintings”, allá por los años cincuenta del pasado siglo, ya investigó por esta línea pictórica, obteniendo notables arquetipos.

En la exposición abundan obras del más puro realismo al estilo de Edward Hopper, de Eduardo Naranjo, -a la sazón miembro del Jurado-, y del realismo fotográfico de Chuck Close, Richard Estes y Walker Evans. En general de una calidad excepcional e impecable ejecución.

En este orden de cosas, destacamos dos medallas de honor: la concedida a Javier Palacios Rodríguez, (Jerez de la Frontera, 1985), por su obra “Éxtasis”, (146 x 195), impresionante por su perfección técnica y por su dramatismo sobrecogedor; y la otorgada a Juan Manuel Pérez Hernández,  (Cabrejas del Pinar, Soria, 1950), que, como un clásico de nuestro tiempos, recrea los claroscuros y los colores de un Zurbarán, pongamos por ejemplo, acudiendo a un hiperrealismo que impresiona y a una composición simple y efectiva, con claras raíces en los bodegones de Sánchez Cotán. Cuadros ambos de una excepcional altura creativa.

Dentro de lo que hemos visto y sin querer ir más en contra de las decisiones del Jurado, destacamos, como pieza puntera de esta exposición, (desde luego según nuestra opinión), la medalla de honor concedida a Ramón Surinyac Pous, (Manlleu, Barcelona, 1974), por su obra , -como tantas extrañamente tituladas en inglés, moda para nosotros incomprensible-, “Cobalt blue ligth V, (180 x 125). Impresionante paisaje de montaña, quizás del Pirineo Leridano, en donde rocas y árboles, el blanco de la nieve, las sombras que proyecta un sol de media mañana al estrellarse contra riscos y abetos, y el purísimo cielo, están representados y descritos con la seriedad del azul oscuro cobalto en una gama infinita de tonalidades.

Este cuadro, de gran belleza y lirismo, supone un alivio para el ánimo de quien lo contempla, pues a pesar de su simplicidad temática y de su mono-cromatismo, o quizás por ello, es de una grandiosidad que se expande el alma. Es para nosotros el verdadero ganador del certamen.

Hemos encontrado cuadros de conspicuos asiduos de este premio, como de Luis Javier Gayá, del joven Albano, con una obra abstracta en su característico color verde, pero que en nuestro criterio no alcanza la expresividad y poesía que obtuvo en su última colección “Sueños Valquíricos”; de  Pepe Carretero, con un estilo pop-art, de  José Luis Angulo Crossa, que combina lo abstracto con lo figurativo, de Antonio Javier García González, realismo fotográfico y lirismo en el fondo y en la forma, de Coro López Izquierdo y otros pintores significativos, cuyas obras son muestras notables del vigor, no solo del Premio BMW, sino también de la pintura española actual.

1 comentario:

  1. Soy uno de los pintores participantes en esta exposición. Creo que tus comentarios entorno a este concurso son muy acertados y estan muy bien escritos. Pienso que la revisión y floreciomiento de nuevas propuestas figurativas y variantes entorno a los realismos es realmente interesante. Me gustan mucho las ultimas obras de Ramón Surinyac, Juan Manuel Pérez Hernández y Javier Palacios.

    Para finalizar, es probable que no le haga del del todo bien a este prestigioso concurso las revisiones de las segundas vanguardias entorno a la abstracción expresionista o informalista, es posible que de momento en este terreno este casi todo pintado y muy bien por cierto.

    Soy Antonio Javier García el del "realismo fotografico y lirismo en el fondo y en la forma" y espero poder hacerlo cada vez un poco mejor.

    Un afectuoso saludo.

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