jueves, 23 de febrero de 2012

033.02* J.M.ESTARTUS. VICTOR I FILLS. ART GALLERY. Villanueva, 40. Madrid





Cuando contemplamos las últimas obras que, el pintor y escultor Jaume Mestres Estartús, (Barcelona, 1949), presenta en esta muestra, se tiene una primera impresión de encontrarnos frente a un lienzo rocoso de la cueva de Cabalos de Valtora, en donde nuestros antecesores dejaron testimonios epigráficos de unos modos de vida y de una cultura; de lo que llamamos arte rupestre.

En los cuadros de Estartús, las dinámicas figuras humanas, que, como sombra genovesianas  colonizan sus lienzos,  no son anécdotas dentro de su organización compositiva; por el contrario son elementos fundamentales, en los que se concretan los significados y simbolismos con los que el artista quiere expresar las reflexiones que, la idea-fuerza escrita literalmente sobre el lienzo, le suscita.


Sus cuadros tienen una estética específica, que se basa en el blanco y en los grises, como fondo en el que se acoplan relieves al modo pautado por Tapies o Farreras, y el negro, como trazo o dripping, con que se dibujan las imágenes.

Estos conjuntos formales, que constituyen como una especie de ideogramas, son a la vez paisajes por donde el espectador puede discurrir, tanto por las vías materiales trazadas por el dibujo, como por las rutas intelectivas que el artista sugiere, para dar lugar a que se pueda asentir o disentir de él: Sus obras son manifestaciones explícitas de un compromiso y pretenden ser un mensaje a los posicionamientos solipsistas del espectador, bien para que se adhiera a la denuncia, o bien para que pueda rechazarla, como se rechaza una aporía.

Sus esculturas, de pequeño y mediano tamaño, son la antinomia de su pintura. Ésta es formalmente caótica y aleatoria, en donde la línea recta es inexistente. Por el contrario sus esculturas son la combinación del hierro y del mármol en formas regulares y ordenadas de paralelepípedos y circunferencias, de rectas y curvas, dibujadas a cartabón y compás, que se contraponen y combinan, como metáforas de los principios taoístas del yin y del yan: Equilibrio dinámico de suma constante, en que una parte crece, forzando las disminución compensatoria de la otra. En conjunto solidez y armonía.

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