martes, 28 de febrero de 2012

034.02* PHILIPP FRÖHLICH. REMOTE VIEWING. GALERÍA SOLEDAD LORENZO. Orfila, 5. Madrid





En una primera mirada, aún un tanto deslumbrado por las luces de la Galería, los cuadros colgados en las paredes, (todos ellos salvo excepciones de 50x70 ó 70x50), se nos figuraron como fotografías tratadas por medios ópticos o digitales de foto-shop, plenas de una llamativa luminosidad, en donde los representados brillos de los metales o cristales ejercen sobre el observador una fuerza de sugestión que atrae a su mirada, como si del inicio de una sesión de hipnosis se tratara, cuando las pupilas se expanden, perdiéndose la exacta percepción de los objetos.


Tardamos unos minutos en descubrir que las pinturas de Philipp Fröhlinch, (Schweinfurt, 19745, pero madrileño de adopción), son témperas sobre lienzo y papel, en las que el artista muestra una maestría de virtuoso en el empleo de esta técnica, con la que consigue cuadros que encierran una notable perfección formal, un colorido sugestivo y frio y la percepción vertiginosa del vacío y de la soledad, que sentimos cuando estamos en lugares hechos para ser concurridos por las personas, pero que están vacíos en el momento cuando los visitamos.

Se puede pensar al contemplarlas que se está ante un tipo de pintura de  realismo fotográfico. Sin embargo, al observarlas a muy corta distancia, se descubre que están conformadas por pinceladas cortas y sueltas, pero muy bien trabadas, tras un proceso complejo y meditado de elaboración, que pasa por la construcción previa de una maqueta, como  objeto que se  mimetiza en la obra de arte.

Este tipo de “neo-puntillismo” se puede observar en distintos jóvenes artistas contemporáneos, como, por ejemplo, en Román Suvinyac, (artista del que ya hemos hablado anteriormente). En sus cuadros la imagen resultante está compuesta por pequeños golpes de color, al modo de como se observa en una fotografía digital aumentada al máximo. Esto nos hace pensar que estos nuevos artistas practicantes de esta técnica han estudiado la imagen a partir de las virtuales representaciones digitales, que son acumulación del píxeles o unidades mínimas de color, dispuestas según un orden estudiado.

Digamos, concluyendo, que estas temperas, estas “Miradas Remotas” tienen un algo de mágico: fascinan a la vista e inquietan el ánimo.

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