viernes, 27 de abril de 2012

043.04* JUAN LUQUE LA LEY DEL VIENTO GALERIA DE ARTE ANSORENA. Alcalá, 52. Madrid




Hay bastantes cosas que destacar en la pintura de Juan Luque, (Montilla, 1964), artista andaluz y cordobés, donde el vino se hace luz y cante.

Una de ellas es que, proviniendo de esas tierras, luminosas y calientes, su pintura sea la expresión exegética del frío. Paradoja que reposa en lo hondo de la psicología y la idiosincrasia del artista. Así lo demuestra en esta colección, que recoge obras de distintas series, la mayoría de ellas basadas en la arquitectura, el misterio y el simbolismo del faro, como luminaria y abrigo.


Porque, en efecto, sus cuadros de faros y refugios costeros y, aún, sus carpas de circo son el epítome de un medio en el que reinan el aire y el viento gélidos, sin un ápice de rayo de Sol, que le preste una brizna del calor que de su luz dimana.

Los cuadros de Juan Luque son la expresión de una poética de la soledad que recoge y golpea el alma. Todo es umbría y bruma. Y frío.

Y es que soledad y frío son, casi siempre, sinónimos, pero en la pintura de Juan Luque se hermanan con la rotundidad de dos siameses: Se hacen inseparables, sin que logremos discernir, cuál de las dos más nos interpela, lo que el artista consigue con el magistral empleo de colores grises, fríos y golpes de carmines puestos sobre lino en tabla o en tabla directamente

Sus cuadros, estudiados, compositivamente irreprochables, con una técnica pictórica muy cuidada, impresionan por su expresividad evocadora. Atraen, nos retienen y nos llenan de sugerencias y sentimientos. Nos transportan a nuestro interior.

La obra actual de este pintor se desarrolla por los caminos más definidos de la figuración realista, muy alejada, desde luego, del realismo fotográfico y tiene su origen, según palabras del propio autor, en “una mirada interior” de la que procede el posterior “flujo entre mi yo y los colores y las texturas”, que finalmente se materializa en una pintura muy matizada y de belleza incuetionable.

El lenguaje pictórico de Juan Luque puede encontrar parangones y similitudes, como la que pudiera establecerse con el del norteamericano Edward Hopper; pero sus grandes y distinguibles personalidades y el recurso técnico de los raspados y las veladuras, que Luque emplea de forma magistral, permite diferenciar intelectual y plásticamente sus obras.

Juan Luque, pintor de segura y consolidada carrera de exposiciones, certámenes y premios, es un pintor que, sin duda, está dando y ha de dar a la pintura española importantes obras. Merece un reconocimiento.


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