miércoles, 1 de enero de 2014

092 01* ÁNGEL LUIS TENDERO MARTÍN . ALT COMIC BOOK: “UNA APROXIMACIÓN A LA ARQUITECTURA” . WWW.ALTARQUITECTURA.ES



Vamos a hablar de un libro en forma de obra de arte, como es “Una aproximación a la arquitectura”, y de un gran artista y arquitecto, o de un gran arquitecto y artista, -que tanto monta…-, como es su autor Ángel Luis Tendero Martín, (Madrid, 1974), cuyo genio creativo brilla a tan altos niveles, como lo hacen su sencillez y generosidad.


Solamente por la constatación de este contraste, -que causa asombro en este mundo dominado por la mediocridad y el arribismo-, merecería la pena hablar de este gran creador, pero lo hacemos porque hemos descubierto en él y en su obra, una brillante y extraordinaria realidad artística que, por si sola, merece ser analizada y expuesta.

Hagamos, antes que nada, una breve reseña histórica del género al que pertenece esta obra, para mejor comprenderla y enmarcarla: En los albores de los años treinta del pasado siglo, años de la “Gran Depresión” y del gran desamparo  y dentro de lo que ya se considera como el Noveno Arte, aparece y triunfa en el universo editorial, el “comic book”, que aporta a la literatura gráfica unos fantásticos personajes, que serán conocidos, -entonces y por siempre-, como lo “Superhéroes”.

Recordemos a los eviternos “Flash Gordon” de Alex Raymond y Dan Barry, “Tarzán” de Burne Hogarth o al “Príncipe Valiente” de Harold Foster, configurados y materializados mediante un dibujo y un grafismo realistas y elegantes, cercanos a la ilustración estrictamente artística. Les seguirán, en esta misma línea,  personajes tales como “Superman” y “Batman” y posteriormente “Spiderman” de Stan Lee y Steve Ditkos, sin que la lista se haya agotado, ni mucho menos, si bien los aquí nombrados son  precedentes remotos del ”estilo”,  con que Ángel Luis Tendero ha concebido su “comic book”, cuya realización constituye una aportación personalísima, que se erige en auténtico arquetipo icónico, dentro del género, tanto por la plástica formal de sus dibujos, como por el relato que desarrolla de altísimo valor pedagógico y de entretenimiento.

Explica el autor en el proemio de la obra que, constatado el desconocimiento de todo lo relacionado con el arquitecto y la arquitectura, se planteó buscar fórmulas para abordar una labor educativa dirigida al cuerpo social en su conjunto, acción que acometió mediante el empleo de la red social de facebook, con la que ha logrado un éxito sin precedentes, acumulando en la actualidad más de un millón doscientos mil seguidores, lo que sitúa a su estudio, como el primero más visitado en esta red a escala mundial.


Nos dice este extraordinario artista que “es aquí donde entra el dibujo como herramienta fundamental para atraer la atención. Nada más pedagógico y fácil de entender que un dibujo”…”queríamos contar nuestra visión de la arquitectura y usar el dibujo como medio. Textos mezclados con dibujos… un comic”.

Lo que no dice, pero es donde radica una de las claves de su éxito, es que su explicación de la arquitectura la hace desde unos parámetros y de unas coordenadas muy personales, meditados, contrastados  y sentidos, y que la ejecución de los dibujos, salidos de las manos de un artista de altísimo talento y dotado de una inusual solercia natural, son de una grandísima calidad, que logran transmitir, al que los contempla, todo tipo de emociones y sensaciones incluso sensoriales, que el autor quiere manifestar con ellos. No en vano Ángel Luis declara, a manera de epílogo,  que “el objetivo de toda creación artística es emocionar y hemos visto como analizando nuestro entorno encontramos un sinfín de emociones provocadas por la forma y el espacio”.

Y es que el libro constituye y desarrolla, en palabras del artista, “un viaje, en el que mediante el dibujo analizo, con un lenguaje sencillo y accesible, temas como el espacio y la forma. Y cómo podemos extraer de la observación de nuestro entorno las herramientas necesarias para entender la arquitectura… o crearla”.

He aquí la espina dorsal de la narración, que se inicia con cinco memorables páginas, - las restantes no son menos memorables-,: La primea totalmente en negro, que es la “nada”; en la segunda, con el “seseo” de una cerilla que se enciende, aparece el “espacio”, pues “no hay espacio sin luz”; en la tercera emerge de la nada, de lo negro, el rostro del autor y sus manos iluminados por la cerilla y se explica que “ya tenemos espacio: el contenido entre nuestras manos, definido por una pequeña luz; en la cuarta página “ en el espacio aparece la “forma” caprichosa y grácil” de una voluta de humo de la cerilla apagada; finalmente, en la quinta página, la forma que “es la descripción de la parte del espacio ocupado por el objeto se define únicamente por su límite exterior. La forma es la esencia… y en su indeterminación está su belleza”.

Todo ello, obviamente, explicitado mediante unos dibujos iluminados con acuarela, cuya descripción se hace imposible, sobre todo las que representan a la volutas de humo. Aseguramos que sobrecogen por su capacidad de impresión y de transmisión, casi…de hasta el olor del fosforo apagado. Belleza visible, evidente, casi palpable.

En palabras del autor, refiriéndose a la narración gráfico-literaria, se nos informa de que “el hilo conductor es la progresiva transformación del espacio, desde lo más vertical, artificial y tecnológico, que sería una gran urbe como Nueva York, hasta los más horizontal, natural y desprovisto de la huella del humano, ejemplarizado aquí en el salar de Uyuni, en Bolivia”.

Todo ello supone un cúmulo de peripecias, que permiten visualizar, mediante el dibujo, las formas y dimensionar el espacio, desde distintas perspectivas, sean verticales, picados, contra-picados y horizontales, con uno, varios o “ningún” puntos de fuga, haciendo uso de la geometría euclideana y de la fractal. Y qué decir del descubrimiento de la luz y su magia para manifestarnos el mundo y sus elementos mistéricos, que nos llegan a las profundidades del sentimiento. Es sobrecogedora la capacidad expresiva de este artista, con tan solo el uso del dibujo hecho todo a mano  e iluminado con toques limpios de acuarela. Su capacidad de interpretar la luz sobre las formas, es realmente extraordinaria, simplemente sensacional. Lo que habría dado Hopper por haber firmado el cuadro del hombre, -siempre el autor en autorretrato-, sentado ante la ventana, observando un  depósito de agua sobre un viejo tejado de cualquier distrito neoyorkino.

Este largo viaje, que a veces se separa de nuestro astro Tierra, y con objeto de poder mostrar todas las perspectivas y variaciones de la luz imaginables, -e inimaginables-, el autor toma las figuras de distintos “superhéroes”, como los mencionados más arriba y nos lleva a distintos escenarios como los pensados por Murnau o Kubrik, haciéndonos también partícipes de la emoción de contemplar la luz filtrada por el agua en que bucea el artista o del vértigo del vuelo tan alto como un artefacto espacial.

El libro tiene una segunda parte titulada “Making of”, en la que, siempre a través del dibujo, -siempre hecho a mano-, explica el proceso de dibujar y colorear, desde el boceto hasta el total dibujo terminado, -llámese cuadro o viñeta-, listo para incluirlo en el libro. Esta parte es sencillamente magistral e indescriptible. Es preciso para comprenderlo, gozarlo y maravillarse verlo y verlo detenidamente, con delectación.

Ángel Luis Tendero Martín es, a la vez, un taumaturgo y un mistagogo del dibujo. Sin más.

B

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