miércoles, 5 de noviembre de 2014

111.11* GUILLERMO SUMMERS. UNVEIL: LO ACCIDENTAL Y LO SOÑADO. KREISLER GALERIA DE ARTE. Hermosilla, 6. Madrid






Vela la imagen para des-velar y re-velar, -mejor esto último-, la memoria y el concepto, en un intento acertado de representar percepciones rememoradas, para traerlas al espectador y que éste haga suyo la idea y el recuerdo.


Guillermo Summers, (Madrid, 1968), juega con la paradoja, con el enfrentamiento de los contrarios, con la antinomia, al revelar la imagen y la idea, usando, sin embargo, como elemento de su semasiología pictórica, la veladura y la pincelada desvanecida.

Con técnicas propias, basadas en el empleo de parafinas y sobre el artesano papel nepalí, como soporte predilecto, el artista desarrolla una estética imbricada en lo que, -cada vez con más aceptación-, se viene a llamar el efecto Tuymans, -que ya muchos pintores y fotógrafos utilizan en sus procesos creativos-, y nos introduce en el mundo mistérico y ambiguo de la ensoñación, re-velando un inconsciente expresado con trazos lenes y corporeidad delusoria.

Sus figuras silueteadas nos trasladan a universos de realidades arquetípicas intemporales, como las que la memoria evoca, o mejor, presiente: tal el paso del viento a través de un árbol o la percepción de la danzante hindú en baile ritual superando el cansancio.

Todo ello queda acentuadamente dramatizado por la ausencia de color en sus creaciones, que presentan ciertas semejanzas con viejas fotografías o daguerrotipos en blanco y negro, si bien es el gris terroso el tono dominante.

Sus cuadros, de una enorme simplicidad iconográfica, invitan a la reflexión y a la introspección, pues su estética es atractiva y sugeridora y sumerge al espectador en una especie de serenidad tántrica gratificante, efecto que se potencia cuando su contemplación se realiza en un entorno de soledad y sosiego.




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