sábado, 28 de mayo de 2016

147.05* JUAN CUÉLLAR . HUECO. GALERÍA MY NAME’S LOLITA ART. Almadén,12. Madrid




Juan Cuellar, (Valencia, 1967), sigue fiel a su paradigma, pero su ideograma permanentemente  presente en sus obras ha sido transformado.


El ideograma, -que se comporta como una sinécdoque denunciante de los yerros sociológicos y  que simbólicamente se manifiesta en la iconografía del cuadro-, ya no es la orejuda y delicada testa de Mikey Mouse, la cual se ha simplificado hasta convertirse en un círculo, que se ubica allí donde el artista conceptualiza la idea clave de la denuncia, produciéndose un hueco parasitario en el relato plástico que narran las figuras dentro del espacio pictórico.

Formalmente la pintura de Cuellar presenta una marcada relación de paronomasia estilística con el pop art valenciano y muy acusadamente con el Equipo Realidad de Ballester y Cardells, si bien los cuadros de este artista son más sutiles en la denuncia y más serenos en la diégesis pictórica, en los que no aparece ni huella de agresividad, ni átomo de violencia.

La característica más relevante y reveladora del estilo de este artista, es la representación sin rosto de todos los personajes que pueblan el espacio pictórico. Hecho intencional, mediante el cual el artista interactúa con el espectador, para que, en esta dialéctica, sea éste quien ponga rosto y gesto a las caras vacías y, de esta forma, le sea más factible llegar a comprender el tipo de atavismo social denunciado.

Todo ello exige, -situados ante cualquiera de sus cuadros-, dedicar  un mínimo de atención al mismo, establecer una cierta hermenéutica y dedicar un tiempo de reflexión sobre su contenido, lo que, de otra parte, conviene para la mejor recepción y asimilación de los valores estéticos y plásticos contenidos en la obra, lo que siempre es necesario.

Cuellar en cuadros, cuidadosamente concebidos y meticulosamente realizados, nos propone que  meditemos sobre viejos y  nuevos usos sociales, que, de no ser corregidos por la sociedad en su conjunto, se verá condenada  a abismarse en una cruel distopía, muy alejada del paradigma utópico, que ayer mismo parecía estar al alcance de nuestras manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario