lunes, 13 de junio de 2016

149.06* GUILLERMO OYAGÜEZ. CARIBE. GALERIA DE ARTE ANSORENA, Alcalá, 52. Madrid






Teniendo causa en las vivencias e impresiones que le proporcionan sus dilatadas estancias en la isla mejicana y caribeña de Holbox, Guillermo Oyagüez, ( Málaga, 1970), confiesa dejarse  arrobar por la belleza de  los paisajes que la naturaleza allí le brinda, regalándole “cuadros donde todos los colores son posibles”. Además, reconoce que “algo de mágico tiene la isla” y, fascinado por esta magia, la capta y la traslada a sus lienzos, junto a un hálito de misterio, elementos ambos intrínsecamente unidos y esenciales en su poética.


Exponente de un total naturalismo realista, ha apostado por una estética de la belleza, dotando a sus cuadros de una desbordante potencia comunicativa, con la que alcanza de forma eficaz su finalidad kantiana: Satisfacer el sentido del gusto y dejar una obra consistente e inteligible.

Por la temática llevada al lienzo, (la isla y las profundidades  marinas del litoral más próximo), por su gama de colores, (azules verdosos o verdes azulados, turquesas y esmeraldas), casi siempre aplicados en tonalidades grises, con una luminosidad interna difusa que define el espacio, pero con golpes de luz que armonizan la composición y dan vida y viveza al conjunto, tiene la virtud de crear imágenes, que se perciben como de una gran fidelidad al modelo real, sin embargo, con una pincelada larga y suelta en la aplicación de los colores y en la interpretación de las formas, está mucho más cerca del impresionismo que del hiperrealismo, lo cual muestra su singular talento y oficio.


Obras de factura formal depurada de mediano y gran tamaño, dotadas de una expresa poesía, que llega al sentimiento, tanto sea en la contemplación de un paisaje, o de un mar en movimiento que se abate cadencioso sobre la playa, como de paisajes submarinos que cautivan la mirada. 

Presenta Oyagüez un auto-retrato, (en tamaño 200x100), única muestra de sus capacidades como retratista. En él se reafirman los elementos que definen su poética y su capacidad comunicativa, así como la gran fidelidad al sujeto retratado, mostrando escorzos y perspectivas, que sólo pueden conseguirse con un gran dominio del dibujo, habilidad que muy pocos poseen.  





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