domingo, 18 de diciembre de 2016

159.12* MIGUEL MUÑIZ ENTRE EL CAOS Y LA ARMONÍA ANA ARAMBARRI, Arrieta, 11 bajo. Madrid








El arte no se improvisa y la inspiración encuentra al artista trabajando, como dijo Picasso, en uno de sus muchas sentencias aforísticas.

Dos aserciones que cuadran con la personalidad artística de Miguel Muñiz, -nacido en Orense, en 1943-, quien se decidió, tardía y discretamente, a presentar su obra escultórica en público, mostrando su verdad creativa, para que sea gozada y juzgada por quienes se acerquen a contemplarla.


Y es que, en efecto, las obras que presenta Miguel Muñiz son el resultado de una larga maduración, fruto de un itinerario agónico contra emociones propias encontradas, pues ya desde su etapa de director general del Teatro Real de Madrid, -a través de cuyo escenario descubrió cómo el caos y la armonía pueden convivir juntos  en un universo plagado de contradicciones, pero posible-, Muñiz realizaba esculturas, en una actividad que ha ido ocupando más y más su tiempo vital y su universo creativo, hasta convertirse en uno de sus ejes existenciales, consistente y gratificante.

En esta exposición, simboliza el caos con una instalación de ramas de árboles, -de unos 150 cm.-, buscadas y encontradas en el suelo de los boques de la Tierra de Cameros, que dibujan en el espacio, con su verticalidad plantada sobre cantos rodados, un paisaje entrópico de líneas fractales, que inducen una inquietante sensación de turbación y desasosiego emocionante.

En sala aparte, presenta el artista varias esculturas para interior, -de aproximadamente 40x40-, cuyo elemento formal compositivo son teclas de piano, que evocan acordes armónicos sonoros, convertidos en materia y armonía plástica, por mor de una mente creativa, que convive en su hogar con tres pianos, en los que interpreta su esposa, la pianista Rosa Torres-Pardo.

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